Con dichas cuestiones no intento dar lecciones, sino simplemente responder desde mi experiencia lo que se “puede” hacer ante la duda.
Lo que si puedo afirmar es que el ocultar la realidad a alguien que la mira con ojos inocentes aÚn, es un mal grave que conlleva unas repercusiones.
¿Debo hablar sobre la muerte de un familiar o la muerte en general a mi hijo pequeño?
Por supuesto. La muerte es parte de nuestra existencia y cual flores, nos siembran, crecemos y morimos.
El niño no ve la muerte, ni se la imagina. Pero el prepararle desde la naturalidad puede llevarle a afrontarla tal cual es: parte de la vida.
Si su abuela se Ha muerto, o su perro ya esta mayor, se debe explicar desde la verdad absoluta, sin distorsionar la realidad.
Palabras como: descanso, se durmió en el silencio, reposo tranquilo etc…darán bienestar al pequeño. Nunca la mentira: se fue de viaje, se pondrá mejor, está malito.. que antes o después se desvelará.
Algunas de las actividades que lleve a cabo fueron:
- sentarnos en circulo y jugar a que somos otra persona. Así sabrá ponerse en el pellejo de quien esta triste, de quien esta enfermo, o de quien sonríe.
- Poner una vela a ese pariente que se ha muerte y que cada niño diga algo en voz alta que quiere decirle. A modo de ritual.
- Crear hipótesis: que pasaría si mañana….que haríamos si nos pasara…que pensaríamos si ocurriera…abriendo la reflexión del pequeño/a.
- Compartir fotografías: donde le niño hable de su abuelo que ya no está, o de su hermano que estuvo enfermo …
Si apreciamos la vida y queremos la felicidad para nuestros hijos/as, démosle el mismo valor a la muerte y no la tapemos con un manto de hojas secas.